Granjas de Sangre o Sangrías de Yeguas Preñadas

Por Dra. Angélica Miotti*

Parece el título de una práctica de la antigua Roma o una serie de terror. Pero ni en el siglo VIII a.C. se animaban a tal crueldad, ni ninguna película supera la realidad.

Y este no será un artículo que agote la información del tema, no sólo porque lo considero una aproximación, sino también, porque el material disponible irá cambiando, se irá actualizando conforme vayamos avanzando con investigaciones y con la Campaña Binacional por un Río de la Plata libre de Sangrías de Yeguas.

Desde hace alrededor de 30 o 40 años, en Argentina y Uruguay se usan y explotan yeguas en estado de preñez para una industria poco conocida por la sociedad, pero tan violenta como sólo el humano puede ser.

Les extraen semanalmente litros de sangre y del plasma obtienen un hemoderivado denominado gonadotropina coriónica equina (eCG o PMSG). Se trata de una hormona sexual, producida por las copas endometriales de la yegua para poder llevar adelante la gestación. La PMSG es exportada principalmente a EUROPA (también a Japón, Brasil, y otros países) y allí se la utiliza para aumentar y acrecentar la explotación de otras.

No puede tener un nombre más acorde, SANGRÍA de YEGUAS o GRANJAS de SANGRE, ya que en estos establecimientos se desangran yeguas preñadas, con una crueldad permanente. Y el final de la existencia de estos seres sigue esa misma suerte: muerte por abandono, por enfermedades y/o abortos, o bien, en el matadero, generando así algún dinerillo extra a los empresarios. Dueños de estos centros de explotación, veterinarios, empresas farmacéuticas y otros pocos agentes más, están detrás de este negocio millonario.

En lo que respecta a sangrías, las yeguas son víctimas de una crueldad inconcebible (aunque ninguna crueldad lo es) que no se limita al momento de la extracción de sangre de la yugular, sino también a su “vida” antes y después.

El proceso de extracción de sangre en particular y el de la producción de esta hormona en general, implica necesariamente crueldad. No puede realizarse en ausencia de violencia a las yeguas (me adelanto, entonces, a afirmar que las sangrías de yeguas constituyen un delito en Argentina, el de Maltrato y Crueldad Animal, Ley 14.346 del año 1954). El Estado confirma que el proceso de extracción es doloroso porque se realiza sin anestesia. Pero, en verdad, la violencia va más allá:

  • Estas yeguas no están domesticadas ni domadas, viven a campo abierto en los establecimientos de explotación (este detalle no es menor, ya veremos) y al momento de la extracción, deben estar necesariamente preñadas, ya que la PMSG es una hormona sexual que cada yegua produce para su cría/hijo gestante pero la industria la convierte en el conocido ORO ROJO.
  •  La cantidad de litros que se le extraen son alrededor de 10 litros cada 5 o 7 días durante los primeros 120 días de gestación (entre los 40 y 120 días). Ni antes ni después.
  • La violencia también es previa: el arreo de yeguas no domesticadas (recordemos que viven en campo abierto) no se realiza ni con respeto, ni con paciencia. Heridas, rengas, cojeando, algunas con sus hijos al lado (que presencian toda la violencia), permanecen muertas de miedo y terror (porque, además, saben qué significa lo que se viene).
  • Con menos consideración aún se les obliga a entrar a la manga o al box (pasillo estrecho, de madera en estos casos, donde un animal no puede dar vuelta, sólo puede ir en una dirección).
  • Según registros fílmicos, los empleados golpean con sus puños la cabeza y el hocico de las yeguas que se resisten, les introducen palos en la vagina, les dan patadas en diferentes partes del cuerpo y usan picanas eléctricas para dominarlas.
  • Una vez ingresadas al box, el cateterismo se realiza sin anestesia, causándoles extremo dolor, por lo que deben impartirles más golpes, más sometimientos, dominarlas de cualquier parte del cuerpo… ejercer toda la violencia posible. Esto es una verdad probada, irrefutable.
  • Lo que viene después es el aborto, lógico: esa gestación no es viable ni económicamente beneficiosa. Los abortos se realizan introduciendo la mano del operario por el útero de la yegua con el fin de romper la placenta y provocar, así, «un aborto espontáneo», como explican trabajadores de esos centros de explotación.
  • Tras las brutales extracciones de sangre y posteriormente la interrupción inducida de la gestación, ¿qué sucede con las yeguas? Depende. Hay yeguas que vuelven a ser preñadas (probablemente por inseminación) y el círculo vuelve a empezar una y otra vez. Otras son sacadas de ese circuito y sobreviven dos o tres años antes de morir por anemia, enfermedades, inanición o palazos en la cabeza. Otras mueren por causas adyacentes al aborto. Otras, son abandonadas a su suerte a campo abierto, mientras muchas son enviadas a frigoríficos (legales o ilegales) para que su carne sea exportada. A un mínimo porcentaje de madres se le permite continuar con el embarazo porque necesitan “reponer stock”. Pero una vez que nace su cría, va directo al circuito de sangría que ya describimos. Y su infierno no es que vuelve a empezar, es que nunca se detuvo.

Si bien sabemos los diferentes y trágicos finales, desconocemos aún el origen de estas yeguas: ¿de dónde vienen? ¿Quién las cría y vende? ¿En qué condiciones están? ¿Son establecimientos registrados y controlados?1

Ahora bien, como si lo relatado no fuera suficientemente cruel, nos queda preguntarnos ¿Para qué sirve la hormona? ¿Para qué se produce la PMSG?

Como dice nuestra campaña, Argentina (y Uruguay) producen la tortura, pero otros continentes la importan. Se utiliza en la explotación de otras hembras dentro de la industria de la “carne” (vacas, cerdas, cabras y ovejas) para programar sus gestaciones, nacimientos, inducirles el celo, favorecer la ovulación, haciendo así más «productiva» la industria, sin pérdida de tiempo ni de dinero. 
 

En Uruguay e Islandia ya comenzó el camino de su prohibición. En Argentina, recién hace unos pocos años la sociedad comenzó a tener información al respecto y poco a poco comienza a indignarse, pedir su prohibición y condenar su existencia. En contraposición, los diferentes poderes y empleados/as del Estado continúan inalterables ante semejante crueldad proporcionada a un ser sintiente, a individuos de una especie a la que dice considerar un “símbolo nacional”, parte de la patria, un animal amado y vanagloriado. Argentina presume y se enorgullece del caballo, pero lo explota sin interrupciones ni atisbos de responsabilidad, ética ni moral.

En Argentina, Fiscales desestiman denuncias penales por maltrato y crueldad animal hacia estas yeguas (configura un delito según ley penal 14.346/54) incumpliendo, además, sus obligaciones como funcionarios públicos y configuran tal delito.2 Los y las legisladores/as continúan indiferentes a una legislación especial que las proteja de esta violencia. El egoísmo, la indiferencia, el especismo y los intereses económicos y personales que asechan a nuestros poderes legislativos, actúan con todo su poder profundizando el deterioro institucional del país y el sufrimiento de las víctimas no humanas.

Por su parte, la Comisión Europea debatirá pronto sobre seguir permitiendo o no, por la violencia que implica, que sus países importen esta hormona de la crueldad. Pero, además, en Europa también está buscando prohibirlas (podes leer y firmar la petición que ya tiene más de 2 millones de firmas).

Es inexcusable e inapelable que nuestros/as diferentes funcionarios/as públicos/as escuchen el legítimo reclamo de la sociedad, hagan eco de principios éticos y de los principios generales del Derecho. Es urgente que actúen en consecuencia de sus roles y funciones y logren hacer de la Argentina un país libre de Sangría de Yeguas. Libres de esa crueldad inaudita. Es posible. Es necesario y es urgente. 

Es impostergable terminar con el predominio de la cosificación de todo lo vivo y sientiente. La sociedad así lo está demandando. El reclamo social viene de larga data con denuncias penales, charlas, conversatorios, investigaciones, etc. y, en el año en curso, se lanzó la Campaña Binacional para lograr un Río de la Plata libre de esta crueldad.

Esta campaña, que refleja la voluntad de la sociedad, los valores éticos y jurídicos y se basa en postulados científicos, está representada en Argentina por quien escribe (Angélica Miotti) y en Uruguay por Rita Rodríguez Gonzáles. Trabajamos con el apoyo de diferentes colegas abogadas/os y el de la ONG Proyecto Galgo Argentina. Las estrategias de la campaña son variadas, paralelas, dinámicas, a corto, mediano y largo plazo y son políticas (no necesariamente político – partidarias),

Sus objetivos: por un lado, colocar de manera definitiva la problemática en la agenda social. Porque lo que no se nombra, lo que no se conoce es como si no existiera (ecuación peligrosa en toda nuestra historia). Luego, y a la par, audiencias con cada funcionario y funcionaria pública para informales, brindarles material y conocer su postura frente a prohibir esta crueldad o seguir permitiéndola. Finalmente, presentar un proyecto de ley de prohibición. Lo que solicitamos es una demanda social, ética y científica. Es una demanda coherente con los principios de la No Violencia.

Argentina y Uruguay son vergonzosamente conocidos a nivel mundial por permitir tal brutalidad a yeguas preñadas. Les invito a visitar el blog de la campaña granjasdesangre.blogspot.com y a firmar la change que nos sirve mucho para difundir el tema. Y la invitación se extiende a que, como ciudadanos/as recuperemos nuestro poder real de transformar la realidad, asumir el rol de agentes políticos que nos toca, ejercer un verdadero contralor a quienes deben legislar y gobernar por la protección de los más débiles: los demás animales, en este caso.

*Dra. Angélica Miotti

Abogada litigante, mediadora. Querellante en causas de maltrato animal y violencia de género. Diplomada en Derechos Animales. Docente de Derechos Animales.

Activista política por los derechos animales. Trabaja en la línea de lo que ha acuñado “Lo Animal es Político”. Feminista. Dueña de la tienda virtual “La Tiendita Vegana”

Presidente Asoc. Civil Amparo Animal. Miembro de la Red de Veganas Antiespecistas

Voluntaria de Asoc. Civil Pájaros Caídos. Rescatista de animales. Representante en Argentina de la Campaña Binacional: Río de la Plata libre de Sangría de Yeguas.

Contacto: Instagram: @pollimiotti
Correo: prohibicionsangriadeyeguas@gmail.com


  1. Son algunas de las nuevas preguntas que con la ayuda de la Dra. Regina Adre estamos realizando a los organismos. ↩︎
  2. Art. 248 del Código Penal Argentino: “Será reprimido con prisión de tres meses a dos años e inhabilitación especial por doble tiempo, el jefe o agente de la fuerza pública, que rehusare, omitiere o retardare, sin causa justificada, la prestación de un auxilio legalmente requerido por la autoridad civil competente” ↩︎
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2 Comentarios

  1. Marcela

    Muy claro el artículo. Es una practica muy cruel y poco conocida. Gracias por la difusión y a la Dra Miotti por activar por ese tema.

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    • Aida Jiménez

      Muchas gracias por tu comentario, Marcela. En verdad es una práctica terrible que necesitamos erradicar. Nos alienta tener una aliada.

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